domingo, 13 de enero de 2013

Miguel Sánchez Lagrieta 2012



Un simulacro de suicidio se desliza, rojo, cobrizo, pendiendo de sus llagas, aquí viven sirenas de piel gris descarnada; congeladas por fracciones infinitas de espacio-tiempo, craquelados sueños denegados, fracturas de traición, corrosión de fantasía escurre por la materia, cápsulas de ámbar nacidas de otoñal suspiro a los pies de la nada. 

Paletas de tonos tierra y destruidas formas desnudas conviven en estos paisajes abstractos. desolados por cansancio y hartazgo.

Mundos mostrando vestigios de lo que un día aparentó belleza. Fundidos en un abrazo eterno de madera y el color alojan una obra que inquiere, cuestiona, propone y siempre está insatisfecha por la pobreza humana, sintiendo un infinito desprecio por la soberbia del ser humano, la estúpida idea de ser una especie superior y la falta de conciencia sobre nuestra animalidad, incapaces para adaptarnos a la vida en sociedad arrojamos parajes de luz ciega y olvido.

Con una larga carrera artística, exposiciones nacionales e internacionales, la obra de Miguel Sánchez Lagrieta es un espejo de soledades en un mundo donde la individualidad nace del colectivo y siempre termina en un abismo por la errónea toma de decisiones, consecuencia obvia del desconocimiento del alma.